Con estas palabras del gran Paco Costas comenzaba, en 1.976, el Capítulo número 4 de la inolvidable serie televisiva La Segunda Oportunidad.
Han transcurrido ya más de tres décadas desde entonces, y, si ya en aquellos lejanos años setenta los atascos, los grandes embotellamientos, el tráfico caótico, el ajetreo circulatorio y las prisas comenzaban ya a estar presentes en nuestras actividades cotidianas, actualmente no sólo esta forma de vida está plenamente vigente en nuestros quehaceres del día a día, sino que el ritmo frenético que nos impone nuestra rutina se ha acrecentado hasta el límite de vivir al minuto todos y cada uno de los momentos de nuestra existencia para poder atender las continuas demandas que nuestras inflexibles responsabilidades precisan.
Nuestra red viaria ha cambiado también sustancialmente con el devenir de los tiempos. Miles de kilómetros de nuevo trazado en forma de autopistas, autovías y vías rápidas de toda índole nos permiten ir más rápido, en línea prácticamente recta, salvando la orografía en forma de túneles, puentes, viaductos, desmontes y otras tantas conquistas de ingeniería que nos permiten ir desde A hasta B en el mínimo tiempo posible, sin preocuparnos por lo escarpado del terreno, salvando poblaciones, obviando rodeos, etc etc...
Igualmente, los artefactos mecánicos que tenemos hoy en día a nuestra disposición son más rápidos, más silenciosos, plagados con todo tipo de comodidades como el aire acondicionado, lunas oscurecidas, navegador, control de crucero y toda una pléyade de gadgets electrónicos para hacer más cómodo y placentero nuestro viaje.
Hemos ganado en calidad carreteras y hemos ganado en calidad de vehículos. Ahora bien, ¿qué hay de la prisa, el estrés, el ritmo frenético de nuestras vidas? Me temo que en ese sentido no hemos obtenido ganancia alguna con el paso de los años.
Pasear por las carreteras secundarias semiabandonadas de nuestra vieja red viaria, y hacerlo circulando en un coche clásico, es para mí uno de los ejercicios más relajantes y evasivos de las preocupaciones del estresante ritmo de vida actual. Una forma envidiable de desconectar del mundanal ruido e imaginar que vuelves a esos tiempos de hace décadas donde cada viaje era una aventura, sin ritmos endiablados de conducción ni velocidades al límite, sin ser esclavos del móvil, WhattsApp ni Redes Sociales, sabiendo que a la vez que conduces el coche sentirás el paisaje y el color de los pueblos que encontrarás a tu alrededor, sin apenas tráfico y con la carretera toda para ti. Sí, la carretera, con sus curvas, con sus cambios de rasante, con sus puertos de montaña y sus serpeteantes valles, como antaño...
Antes las cosas eran más sencillas, menos estresantes.
'CARRETERAS SECUNDARIAS' es un blog donde periódicamente iré insertando imágenes y relatos correspondientes a mis viajes en clásico y paseos por las carreteras secundarias de nuestra red viaria.
Gracias por tu atención.
Nuestra red viaria ha cambiado también sustancialmente con el devenir de los tiempos. Miles de kilómetros de nuevo trazado en forma de autopistas, autovías y vías rápidas de toda índole nos permiten ir más rápido, en línea prácticamente recta, salvando la orografía en forma de túneles, puentes, viaductos, desmontes y otras tantas conquistas de ingeniería que nos permiten ir desde A hasta B en el mínimo tiempo posible, sin preocuparnos por lo escarpado del terreno, salvando poblaciones, obviando rodeos, etc etc...
Igualmente, los artefactos mecánicos que tenemos hoy en día a nuestra disposición son más rápidos, más silenciosos, plagados con todo tipo de comodidades como el aire acondicionado, lunas oscurecidas, navegador, control de crucero y toda una pléyade de gadgets electrónicos para hacer más cómodo y placentero nuestro viaje.
Hemos ganado en calidad carreteras y hemos ganado en calidad de vehículos. Ahora bien, ¿qué hay de la prisa, el estrés, el ritmo frenético de nuestras vidas? Me temo que en ese sentido no hemos obtenido ganancia alguna con el paso de los años.
Red Viaria en 1.976 |
Pasear por las carreteras secundarias semiabandonadas de nuestra vieja red viaria, y hacerlo circulando en un coche clásico, es para mí uno de los ejercicios más relajantes y evasivos de las preocupaciones del estresante ritmo de vida actual. Una forma envidiable de desconectar del mundanal ruido e imaginar que vuelves a esos tiempos de hace décadas donde cada viaje era una aventura, sin ritmos endiablados de conducción ni velocidades al límite, sin ser esclavos del móvil, WhattsApp ni Redes Sociales, sabiendo que a la vez que conduces el coche sentirás el paisaje y el color de los pueblos que encontrarás a tu alrededor, sin apenas tráfico y con la carretera toda para ti. Sí, la carretera, con sus curvas, con sus cambios de rasante, con sus puertos de montaña y sus serpeteantes valles, como antaño...
Antes las cosas eran más sencillas, menos estresantes.
'CARRETERAS SECUNDARIAS' es un blog donde periódicamente iré insertando imágenes y relatos correspondientes a mis viajes en clásico y paseos por las carreteras secundarias de nuestra red viaria.
Gracias por tu atención.